Salimos con mi amigo Javier de Córdoba capital la madrugada del dia del trabajador desde la terminal de ómnibus con destino a Loreto, Santiago del Estero. Abordamos a tal fin un colectivo de la empresa "La Unión" que en aproximadamente en 5 horas nos depositó en destino. La primera impresión al bajar del colectivo fue desoladora. Una densa niebla que se precipitaba como garùa nos hizo caer la moral al piso. La idea antes de partir era luego de llegar a la terminal desayunar en el bar " el encuentro" que queda frente a la terminal, esperar que aclare, tomar un remis y acampar en una zona del rio conocida como "el cocodrilito" que queda, mas o menos, a mitad de camino entre el paraje la pirucha y el puente de la dormida. Una zona del rio que si bien tiene facil acceso, ya que serán calculo cuanto mucho 2 mil metros de tierra de la ruta hasta el rio, puede dar algunos dorados en los palos si tenemos la suerte que a nuestra llegada a pasado tiempo de la ultima paliza, porque al dulce le dan parejo para que tenga, guarde y reparta, siempre... y si pasamos los anzuelos bien cerca de los palos, arriesgando y perdiendo así varias de nuestras mejores moscas en el camino. . Bueno, como dije...ese era el plan, pero la realidad era que garuaba así desde la mañana anterior, el remisero que " ni loco me meto al camino de tierra asi, debe ser una barrial, que no!?", el bar donde íbamos a desayunar cerrado y, al igual que el resto de los pocos negocios, sin pinta de querer levantar la persiana el día del trabajador ( y con esa garua, mamita!!!!) ...ahora que hacemos?---ya estábamos allí así que luego de, optimismo y ganas de pescar mediante, convencernos que la tenue llovizna no era para tanto y que quizás con estas condiciones el río tendría menos gente yendo y viniendo que en un feriado soleado, tomamos un remis, pero hasta el puente la dormida, ya resignados a armar campamento en el peor spot posible: debajo del puente. Legamos y el rio( nunca lo vi tan bajo) nos regaló, en pleno amanecer plomizo, la imagen de decenas de sábalos y mojarras comiendo insectos en la superficie(atento mollers) y entre ellos, anticipando el movimiento, algunos doradillos cazándolos, y, como cima de la cadena alimenticia local, variada fauna de yoyeros aprovechando tanto sábalo. Armamos la carpa rápidamente, armamos las cañas y salimos caminando río abajo. el caudal tan bajo permite en estos momentos cruzar el río vadeando casi en cualquier lado. La actividad era mucha, se veían sábalos por todos lados comiendo en superficie y entre ellos los doradillos y algunos cabezones aprovechando la situación para desayunar. La moral a esta altura la teníamos ya un poco mas holgada, aunque nunca dejó de garuar y estábamos , aun camperas mediante, hechos sopa porque el estado del rio se presentaba para clavar esas pescas que quedan en el recuerdo. Pero la realidad , una vez mas, nos cacheteo tan fuerte como cacheteaban los doradillos en el agua baja persiguiendo mojarras... Con el rio tan bajo y siendo esta la zona mas castigada por todo tipo de artes de pesca , era muy difícil no alterar el ambiente y no ser detectados, con el consiguiente corte de actividad. A media mañana en un tiro largo presento la mosca negra lastrada con ojos de plomo justo detrás de un matorral que crecía junto al río, cuando corrijo la linea contra la corriente veo la atropellada y siento el pique...que me agarra desprevenido y, buscándole una explicación a los que pasó después clavo tarde, vuelvo a cañar y corre derecho debajo del palerio, lo freno y me regala un hermoso salto en el que se desprende de la mosca, dejándome un gusto muy amargo ya que era el único pique que habíamos logrado hasta allí y lo perdí un poco por mala suerte y otro poco por no estar atento. Era un doradito de unos 60-65 centímetros bien gordo y de un color hermoso. Mas tarde Javier tiene su pique y también lo erra. Luego yo tuve una pique raro que me baja la caña bruscamente y luego se suelta...lo atribuí a algún sábalo robado, dada la cantidad de estos peces que había en el río. Así, insistiendo obsesivamente se nos pasó la mañana y la tarde.... increíblemente, para como pintaba la cosa, no logramos pinchar ni un dorado mas. La vuelta al campamento nos tomo su buen tiempo y gasto de energía porque nos habíamos alejado bastante y volver contra la corriente es fatigoso. En algunos sectores salíamos al monte pero no es recomendable porque renegas terriblemente para avanzar entre la maraña de vegetación. Llegamos al campamento molidos, tomamos un vino, Javier cocinó un letal guiso de lentejas con hongos y chorizo colorado que en lo fresco de la noche fue un lujo. Al dia siguiente volvimos a partir río abajo y le dedicamos solo las primeras horas de la mañana, con el mismo resultado...nada. Al mediodía tomamos el colectivo de vuelta a Loreto y de ahí a Córdoba. La verdad que nos quedamos medio amargados por no haber tenido mejor desempeño pese a las condiciones tan particulares pero con unas terribles ganas de volver. Estoy seguro que en esas condiciones en los lugares mas alejados la pesca no se debe tornar tan critica. Volvimos, de todas maneras, contentos por haber visto tanta vida en el rio y agradecidos al dulce una vez mas por habernos brindado un poco de su paz tan salvaje.
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_________________ "desenganchado de mil anzuelos"
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