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Una vez más con mi viejo, mi tío y mi hermano decidimos volver a Goya para intentar repetir la pesca del año anterior, así que nos contactamos con el reconocido guía Javier Enrique.
El lunes 22 de septiembre a las 8 de la mañana comenzaría la mejor pesca que hayamos realizado en todos los años que visitamos el río Paraná en sus distintos pesqueros. El primer día de pesca, los intentos fueron casi exclusivamente con carnada viva, ya sea al golpe contra las barrancas o anclados en las correderas ya que costaba encontrar los dorados que perseguían los cardúmenes de sábalos debido al molesto viento del norte, pero aun así logramos piezas de excelente tamaño entre las cuales se destacó una que pesco mi padre, de casi 10 kg. A última hora de la tarde intentamos en Bait y Spinning (modalidades que preferíamos practicar debido a su deportividad) contra las barrancas y palos semisumergidos; logramos 4 piques, 3 fallados y un dorado de unos 4 o 5 kg que desprendió al izarlo a la lancha, no había más tiempo, la noche se cerraba.
Volvimos a las Cabañas Refugio el Río con mucha expectativas sobre todo por los piques logrados en menos de media horita de pesca con señuelos y además por el tamaño de los peces que habíamos logrado en el día.
La segunda jornada fue ideal, mucho calor, viento nulo y Javier encontró a sólo media hora de navegación lo que el describió (con una vida de experiencia en el río) como “algo fuera de lo normal”…Nosotros no podíamos creer la infinita cantidad de sábalos y mojarrines que remontaban el río pegados a la costa huyendo de los cardúmenes de dorados que los acorralaban contra las barrancas una y otra vez! La pesca la desarrollamos en tan sólo una franja de 300 o 400 metros de río siempre cercanos a la costa.
La actividad tanto de los peces como la nuestra era frenética, con carnada, con señuelo remontando y derivando por el río una y otra vez, poniendo nuestros equipos al límite, los frenos de los reels de bait y frontales no dejaban de escupir línea, piques simultáneos, piezas que eran izadas rápidamente porque ya venía otra en camino, fotos, devoluciones, cortes de líneas, brazos cansados… pero lo mejor fue que mi hermano Franco pudo darse el lujo de capturar dos dorados de 5 y 6 kg con un señuelo de superficie, un Popper de Marine Sports que quedó magullado a más no poder. La explosión de los piques eran impresionantes, los Don KB, Marine Sports, NG y Sebille era atacados apenas tocaban el agua, mi viejo lograba de dorados de 4 y 5 kg con un reel de spinning Daiwa Regal usado para el pejerrey, era un placer ver esa maquinita bancarse esas bestias, por otro lado mi tío Horacio terminó de destruir un frontal Waterdog que batalló con cabezones de más de 6 kg todo el día; todo esto rodeado de una paisaje salvaje, en un río lleno de vida con peces por todos lados y una tormenta eléctrica que a eso de las 16 horas puso fin a nuestra jornada que superó cualquier expectativa, todos los dorados que fueron fotografiados y devueltos al agua, siendo esta acción la clave de que todos podamos disfrutar de otra PESCA INOLVIDABLE EN GOYA.

che matias!!!! esas fotos tienen mas tonalidades de oro que el tesoro de ali baba !!!!!...jajajaja.....felicitaciones maestro vos y a los que fueron de la partida, muy buen relato....Felicitaciones!!!!!.-Saludos.

Felicitaciones Matías, muy buen relato, imagino qué harrrmosa pesca vivieron. dan ganas de volverrrrrrr jajajajaj. suerte y buena pesca.