Detectan un cóctel de contaminantes en Mar ChiquitaLos compuestos identificados provienen mayormente de los agroquímicos, pero los investigadores también encontraron residuos de la actividad industrial y urbana. Estos últimos habrían sido arrastrados por el río Suquía. Si bien los contaminantes hallados no son letales para los seres humanos, sí representan un riesgo para la fauna que habita la laguna continental salada de poca profundidad más grande de América del Sur.Por Josefina Cordera -Redacción UNCiencia
Prosecretaría de Comunicación Institucional
jcordera@comunicacion.unc.edu.arUn estudio confirmó la existencia de un combo de contaminantes en la laguna de Mar Chiquita. Se trata de elementos que no son letales para los humanos, pero tienen incidencia en la biota y, a largo plazo, podrían tener algún efecto en la salud de las personas. A través de diversos análisis, los autores de la investigación detectaron componentes de plaguicidas, como así también contaminantes provenientes de la ciudad y de la actividad industrial, acarreados por los ríos que desembocan en ese reservorio de agua salada.
El trabajo fue realizado por científicos de las universidades nacionales de Córdoba y Mar del Plata. La semilla germinal surgió de la tesis doctoral de Laura Ballesteros, miembro del Instituto de Diversidad y Ecología Animal de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba.
Ballesteros analizó la presencia de endosulfán, un plaguicida organoclorado que se utiliza para combatir la chinche de la soja. Luego de ser utilizado durante las últimas 15 décadas en la agricultura nacional, fue prohibido en julio de 2013. “El endosulfán está prohibido en casi todo el mundo, pero en Argentina todavía rige un plazo de cinco años para usarlo: no se fabrica pero se puede aplicar lo que queda en stock”, explica Ballesteros.
Luego de ese primer acercamiento, decidió ampliar el análisis a otros contaminantes cuya presencia puede ocasionar efectos nocivos en la vida silvestre, tanto en su reproducción y desarrollo como a nivel endócrino, bioquímico o en tejidos.
Para ello tomaron muestras de agua, sedimento, partículas en suspensión y tejido de peces, en dos puntos de Mar Chiquita: Laguna del Plata, ubicada a metros de la desembocadura del río Suquía y por lo tanto útil para monitorear qué contaminantes provienen de la industria y la ciudad; y Campo Mare, localizada más al norte y rodeada de cultivos.
Las mediciones se realizaron teniendo en cuenta el calendario de la actividad rural. Así, se tomaron muestras en septiembre (preaplicación de plaguicidas), en marzo (período de aplicación) y en agosto (posaplicación). Además de endosulfán, los investigadores hallaron PCBs, HCHs, DDTs y PBDEs.
Ubicación de los puntos donde se tomaron las muestras analizadas
La laguna desencantadaLos PCBs fueron los contaminantes hallados en mayor cantidad, tanto en partículas suspendidas sobre el agua como en el sedimento. “Este compuesto es uno de los contaminantes más nocivos del planeta y está prohibido en muchos países. A pesar de su moderadamente baja volatilidad, aparece en lugares donde no hay fuentes de contaminación aparente. En este caso, su presencia en la laguna podría deberse a arrastre por el río, a transporte atmosférico o a la suma de estos y otros fenómenos de transporte de contaminantes en el ambiente”, describe Daniel Wunderlin, miembro del equipo de trabajo.
Los HCHs, en tanto, son una mezcla de hexaclorociclohexanos. El más conocido es el lindano, que se utilizaba en los champús piojicidas antes de su prohibición en 1998. Es altamente persistente en el ambiente y, como el PCB, su aparición en la laguna podría deberse a arrastre por el río Suquía, transporte ambiental u otros factores ambientales.
El DDT, por su parte, es un insecticida que dejó de usarse hace más de 40 años pero que, según confirma este trabajo, todavía persiste en Mar Chiquita. Los investigadores suponen que su presencia se debería, además, a que el DDT es producto de la manufacturación de Dicofol, un acaricida que se utiliza en la actualidad en la actividad agrícola.
El PBDE es otro compuesto que forma parte del paisaje de Mar Chiquita. Es tan tóxicos y persistente como el PCB. Tiene propiedades ignífugas por lo que se usa en la industria electrónica como retardador de llama. “Es una película que está sobre casi todos nuestros aparatos eléctricos. Está de moda y en los últimos años acaparó la atención de la comunidad internacional por su creciente concentración en el ambiente”, dice Ballesteros.
Aldrin y Dieldrin, componentes de hormiguicidas, también son parte del combo de químicos que sube y baja con la marea de la laguna.
Peces bajo la lupaAl analizar el tejido de los peces, los investigadores encontraron endosulfán tanto en el hígado, donde procesan los alimentos, como en el músculo, que es la parte del animal que se consume.
“Detectamos 20 nanogramos en 100 gramos. Es una cantidad muy pequeña, pero es acumulable. Además, hallamos este químico en los peces incluso durante el período de posaplicación de plaguicidas”, explica Ballesteros.
En ningún caso la cantidad hallada sobrepasa la ingesta diaria admisible ya que, según las tablas de referencia que se usan a nivel mundial, una persona podría comer hasta 420 microgramos de endosulfán sin sufrir ningún problema. “Sin embargo, hay que tener en cuenta que los límites de consumo se establecen por peso, por lo cual no es lo mismo la incidencia en un niño que en un adulto”, agrega.
PCB, DDT y HCH también están presentes en los tejidos de los peces estudiados (pejerreyes). De estos compuestos, el PCB, que es cancerígeno, fue el único que sobrepasa los niveles permitidos para el consumo humano, por lo que podría poner en riesgo la salud de quienes comen ese pescado. “De todos modos, la elevada salinidad actual de Mar Chiquita provocó una disminución muy acentuada en la población de esta especie y, por lo tanto, en este momento la pesca no es una actividad común”, aclara la investigadora.
Independientemente de que los niveles de la mayoría de los contaminantes detectados no afecten la salud humana, los autores del estudio advierten que en época de aplicación de plaguicidas los niveles de endosulfán y otros químicos superan los niveles recomendados para protección de la biota acuática. Esta situación se genera, sobre todo, porque el período de aplicación coincide con las lluvias y por lo tanto se produce un drenaje directo de agroquímico desde los cultivos hasta la laguna.
Con los resultados en mano, resta encontrar alternativas para que Mar Chiquita pueda seguir albergando la diversidad de flora y fauna que la caracteriza. “La contaminación es consecuencia del modelo de uso de agroquímicos y es un problema, porque es una ecuación que se tiene que balancear: los plaguicidas mejoran la producción, pero usados sin control causan problemas en el ambiente y, en definitiva, en la gente”, expresa Ballesteros.
Los especialistas recomiendan una política integral, que no solo regule el uso del suelo cultivable y de pesticidas, sino que abarque acciones tendientes a minimizar los contaminantes que llegan a la laguna desde el río Suquía. Esto implica medidas como evitar cultivos y pulverizaciones aéreas en sitios cercanos a ese curso de agua y el control de los agroquímicos que se usan.
Delicado ecosistemaMar Chiquita está localizada en la región central de Argentina. Es la laguna continental salada de poca profundidad más grande de América del Sur. Debido a su alta salinidad, extensión y diversidad de vida silvestre fue declarada, en 2002, un sitio Ramsar: humedal con importancia internacional.
Los sitios Ramsar son ecosistemas que tienen diversas e importantes funciones en el ciclo de nutrientes, en la retención de sedimentos y el control de inundaciones, además de ser el hábitat de muchas especies animales y vegetales acuáticas y terrestres únicas. Estos sitios son los más amenazados a nivel mundial.
La publicación científica: Multimatrix measurement of persistent organic pollutants in Mar Chiquita, a continental saline shallow lake
Publicado en Science of the Total Environment.
http://dx.doi.org/10.1016/j.scitotenv.2014.04.114Fuente: Universidad Nacional de Córdoba.